La cantidad de carne para el asado, era impactante ( característico de las tierras sureñas), así como el abastecimiento de bebidas y de nuestro tradicional schop alemán, los cuales borraron el hambre y la sed de todos los presentes, acompañando este momento con una amena tertulia, donde se recordó lo mejor y más anecdótico del año que ya termina.
Grandes bandejas con comida recorrían raudamente el cuartel, dejando a todos debidamente satisfechos. Los piqueros en la piscina, lógicamente no faltaron, refrescando así, a los más acalorados. Con traje de baño o con ropa de calle (para aquellos que se resistían), finalmente todos pasaron por nuestra piscina.
El cordero sureño no tardó mucho en estar listo y rápidamente deleitó los paladares de los comensales. Las ensaladas y acompañamientos estaban al mismo nivel de calidad, al igual que los condimentos en su punto. Realmente disfrutamos de una comida de excelencia.
Luego llegaron otros tipos de carnes, las que fueron degustadas por los presentes.
Avanzó el día y el calor dio paso a una agradable y fresca tarde. La llegada de la noche no frenó la actividad, continuando con nuestra magna celebración. Ya cerca de la medianoche algunos partieron a sus casas, comenzando la finalización de este notable evento. Una verdadera fiesta y una comida magnífica, preparada con el cariño incomparable de nuestros amigos del sur, quienes son los “maestros expertos”, cuando de prender la parrilla se trata.
Una nueva muestra de camaradería y cariño hacia la Quince, expresada por quienes integran la Confederación y encuentra en la Bomba Máximo Humbser su segundo hogar bomberil.
Felicitaciones una vez más por la gran gestión y organización de un evento que cada año deja una marca más alta.Hermanos Confederados, muchas gracias.