Cuando el grupo de antisociales estaba siendo acorralado, y como una medida desesperada, lanzaron una granada en contra de los carabineros. El artefacto explosivo detonó junto a un automóvil particular que estaba estacionado en la calle, causando además una gran conmoción en todo el barrio, lo que les entregó el tiempo suficiente para abordar un taxi y huir con destino desconocido.

Seguidamente, el sitio del suceso fue cercado de inmediato y en el lugar comenzó el trabajo de personal policial especializado. Fue precisamente para realizar algunas indagaciones con mayor seguridad, que se solicitó la presencia de Bomberos.

Al lugar concurrieron efectivos de la Séptima y Décima compañías del Cuerpo de Bomberos de Santiago, quienes realizaron operaciones tendientes a entregar apoyo y seguridad a las labores que realizaban los peritos. Se armó una línea de agua cargada como protección ante una posible nueva explosión mientras el GOPE revisaba el interior del vehículo siniestrado. Paralelamente se armaron escalas para que otros peritos revisaran los techos cercanos en busca de esquirlas u otros elementos arrojados por la explosión. También se mantuvo en apresto un equipo de levantamiento de cargas, el que finalmente no se ocupó. También se armó un puesto médico ante la posible generación de lesionados.

La coordinación entre los efectivos de ambas instituciones funcionó perfectamente. La policía fue muy explícita para detallar lo que necesitaba, así como cuáles eran las zonas para la ejecución del trabajo de Bomberos, sin que con ello se entorpecieran los peritajes en desarrollo.

Foto y texto: Álex Valdés A., exclusivo para 15.cl