Fuiste uno de nuestros hermanos más grandes; tu forma de ser, única, particular a amable sabía ganarse todos los corazones. Fiel a tus ideales hasta la médula, nunca cejaste en la lucha, siendo uno de los hermanos mayores de tu querida hermandad, luz y guía en la oscuridad de los tiempos.
Fuiste un hombre de honor, y como pocos, tu muerte se sintió en todo Chile, de Arica a Punta Arenas, no hubo ciudad en que alguien no lamentara tu partida, y eso demuestra tu mayor don, la entrega y amistad a toda prueba, siempre dispuesto a prestar tus grandes manos a quien las necesitara.
Tratar de entender tu partida es imposible, pero creo que puedo comprenderte, pues habiendo ya enseñado todo lo que era posible a los que te rodeaban, te diste cuenta que en estos tiempos había algo más que enseñar, un curso más que dictar, y el día de hoy todos hemos aprobado el mayor curso que dictaste, pues con el ejemplo nos enseñaste la fragilidad de la vida, y la importancia de la amistad. Debemos ahora ponerlo en práctica todos los días.
Victor, amigo, maestro, hermano y camarada, fuiste siempre un hombre de honor, y tu honor se llamó LEALTAD, como siempre juraste.
Adiós gran camarada.
GOTT MIT UNS
Mauricio DuCheylard B.