En el eterno recuerdo del la15ª…


Nuestro querido y recordado mensajero, se incorporó a la 15ª, poco después de su fundación. Lo trajo desde el pueblito de Zúñiga, VI Región, su vecino, el entonces cuartelero de la 13ª Cía. Sr. Zamorano.

El no conocer Santiago ni tampoco la labor de los bomberos, no fueron obstáculo para este “huaso” de maleta de mimbre, que al poco tiempo supo ganarse el cariño de todos quienes lo conocimos.

“Juanito” , como lo llamábamos cariñosamente, es parte de la historia de la 15ª y de su glorioso cuartel de El Bosque. Por más de 30 años lo limpió y lo cuidó, abandonándolo sólo el día en que fue entregado para su demolición.

La presencia de “Juancho” entre nosotros, está llena de anécdotas y buenos recuerdos. Al recordarlo creemos no equivocarnos al decir que:

1) Su mayor emoción: Fue el día que salió a cargo de la bomba Opel a un llamado. El cuartelero estaba sólo y no sabía como llegar. Le tocó hasta “pitonear”.

2) Su mayor frustración: No pudo llegar a ser cuartelero a pesar de haber obtenido la licencia de conducir y el curso de maquinista. Su debilidad ósea se lo impidió.

3) Su día feliz: Cuando ganaba Colo Colo.

4) Su mayor susto: Cuando se le perdió la radio del Comandante Salas. Se la había encomendado cuando visitó el cuartel. Apareció misteriosamente detrás del “Topo Gigio Bombero”.

5) Su mayor agrado: Traerle a los bomberos 15ª, la “damajuana “con chicha de Zúñiga.

6) Su día de mal humor: Todo día lunes siguiente al domingo en que perdía Colo Colo.

7) No veía con muy buenos ojos: Que le usáramos su dormitorio para hacer dormir a las guaguas el día de almuerzo 15 con señora, ya que decía que quedaba pasado a “pañal usado”.

8) Sus momentos de confianza: Ir con un grupo de bomberos al estadio, a ver jugar a Colo Colo, jugar pool los sábados y domingos con los bomberos y sentarse en “El Tufo” a conversar con los mismos.

9) Su inicio típico de jornada: Después de despertar a los guardianes que así se lo habían pedido (muchos salvaron el trabajo y la universidad), cruzaba a comprar el pan caliente para el desayuno de todos.

Gran parte del aseo lo hacía antes de las 08:00. Con la caída de los timbres, aparecía en la guardia con todos sus elementos de aseo. Era imposible quedarse otro rato debido al volumen de su radio a pilas, el olor a cera, el tanax y el ruido del “chancho eléctrico” o enceradora.

10) Sus momentos en la recepción: En caso de llamado tenía una metodología propia. Se sabía los teléfonos de memoria y de acuerdo a la hora, sabía la ubicación y disponibilidad de cada uno. Después de este análisis mental, llamaba a todos y cada uno de los voluntarios

11) Su visita diaria al Cuartel General: A las 17:00hrs. aparecía en la recepción, vistiendo su uniforme institucional, duchado y afeitado e intenso olor a colonia “Flaño”.

Con su libro de correspondencias, emprendía su visita diaria a la Comandancia, a dejar y buscar documentos. Era afectuosamente saludado por Comandantes y Oficiales.

12) Su término de jornada: Retomaba su ubicación en la recepción y sólo se recogía a su dormitorio, una vez  que se retiraban las visitas, cerrando puertas y apagando luces.

Siempre tomó sus permisos y sus vacaciones, priorizando los compromisos de la compañía. Recibió todos los premios institucionales por años de servicio conforme a su antigüedad.

Jubiló por motivos de salud, cuando la compañía dejó el cuartel de Avenida El Bosque.

Sin duda un gran personaje, que es parte de nuestra historia y de nuestros más gratos recuerdos.

 

Aporte de texto     : Vol. Honorario, Don Cristián Michell R.
Aporte Fotográfico : Vol. Honorario, Don Mauricio Ducheylard B.

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