Choque por alcance en el Metro

En la estación había un convoy detenido, permitiendo la subida y bajada de pasajeros. En momentos en que se realizaba este recambio, el tren fue impactado por otro tren que avanzaba en el mismo sentido, pero sin ocupantes ya que era llevado hacia una maestranza para reparar algunas averías. Por causas que se investigan, al conductor de la segunda máquina no se le informó sobre el  tren estacionado, lo que notó muy tarde. Por esta razón, no alcanzó a detener completamente su marcha e impactó por atrás a la primera de las máquinas.

Producto del impacto, el que según testigos generó un gran estruendo, varios pasajeros sufrieron lesiones de diversa consideración. El caos cundió de inmediato. A raíz del frenazo, al interior de la estación fue posible ver una gran cantidad de humo emanada desde las ruedas de goma del tren. Además de los pasajeros que presentaron problemas por caídas y golpes, se sumaron personas con taquicardia (producto de la impresión) y malestares por sofocamiento.

Desplome del ABC de la emergencia?

De inmediato, los funcionarios de Metro intentaron realizar un desalojo controlado de los pasajeros presentes en la estación. Hicieron salir a todos aquéllos que podían desplazarse por sus medios, rezagando a los contundidos y a los que presentaron otras dificultades. El servicio en toda la línea fue cortado, obligando a los usuarios a salir a la superficie y buscar transporte en los ya saturados buses del sistema Transantiago.

Ante la emergencia, Metro alertó a personal de salud y a la policía. En tanto, Bomberos recibió solamente llamadas de auxilio de los afectados presentes en el lugar. El Centro Integrado de Control de Metro (CIC) no avisó a la institución.

Informes  de prensa bien documentados aparecidos al día siguiente del hecho, dan cuenta de que la central de bomberos de Ñuñoa se comunicó con Metro, a propósito de las llamadas recibidas de los pasajeros. El CIC del tren subterráneo ante la consulta de la operadora por un accidente en la vía, negó la existencia de éste con un categórico “no, para nada”.  A una segunda llamada de la centralista del CBÑ, otro funcionario respondió que haría las consultas y llamaría de vuelta, hecho que nunca ocurrió. Ante la insistencia de llamadas de los pasajeros, nuevamente la operadora llamó a la central de Metro, desde donde recibió como respuesta que “sólo se trata de un accidente técnico en la línea”. La operadora solicito entonces que el personal de Metro brindara calma a los pasajeros que seguían llamando a Bomberos, recibiendo como respuesta  “nosotros no estamos para eso”.

El Metro de Santiago es una empresa estatal, con un directorio designado por el Ejecutivo, por lo que su principal línea de acción debe ser entregar un buen servicio a los ciudadanos. Si en algún momento de su gestión sufren algún accidente que involucre a los pasajeros, debiese el sistema orientar sus esfuerzos a procurar brindar atención oportuna y especializada a las víctimas, además de proporcionar un apoyo adecuado a quienes se vean afectados emocionalmente con la situación. Como parte de un todo, se debe asegurar la evacuación de los lesionados en forma  adecuada hacia los centros médicos, evitando que los ahora pacientes puedan sufrir mayor deterioro físico o emociones fuertes que alteren aun más su estado anímico.

En las imágenes de televisión fue posible apreciar como los lesionados fueron sacados caminando desde el interior de la estación. Algunos exhibían collares cervicales inmovilizadores, pero se desplazaban por sus propios medios. Además, los pacientes tuvieron que soportar todo el acoso periodístico en una especie de “túnel oscuro” a la salida de la estación, antes de llegar hasta las pocas ambulancias que concurrieron. Empujones, camarazos y consultas insistentes de los entrevistadores aumentaron el grado de estrés que ya arrastraban desde el momento del impacto de los trenes bajo tierra. En definitiva, no se veló por un cuidado apropiado para con los afectados. Ya algunos de ellos anunciaron que presentarán demandas por el mal trato recibido por parte del personal de Metro, en tanto que expertos en la materia coinciden en que lo del lunes fue un hecho grave, adjudicando parte de la responsabilidad a la saturación del sistema, lo que tiene en riesgo permanente a usuarios y funcionarios.

En declaraciones a los medios de prensa, el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, señor Helmut Kaminski, manifestó su pesar ante la “nula activación y funcionamiento del ABC de la emergencia, el que sabemos involucra a Salud, Carabineros y Bomberos”.

Hasta ahora se habían realizado un par de simulacros en conjunto entre las tres instituciones y el personal de Metro, convocados precisamente por la empresa estatal. Las simulaciones se  realizaron en sectores de jurisdicción de los Cuerpos de Bomberos de Santiago y Ñuñoa. ¿Qué fue lo que pasó en esta oportunidad que hizo quedar fuera del procedimiento a Bomberos?, ¿Por qué la empresa negó en principio los hechos?,   ¿Cuál es el ente que define el grado de una emergencia para poner en movimiento los planes de contingencia?. Éstas y otras interrogantes debiesen quedar clarificadas luego de la investigación anunciada por la empresa de trenes subterráneos. No basta con saber que la responsabilidad del accidente fue compartida por el conductor del tren y  el CIC. Eso da respuestas al funcionamiento interno de Metro y los obligará a mejorar sus procesos, pero ¿en que queda la seguridad de los casi dos millones y medio de usuarios que se desplazan diariamente por la vía subterránea?.

El protocolo de trabajo entre las tres instituciones que conforman el ABC de la emergencia funciona relativamente bien a nivel nacional, pero en esta ocasión fue una institución externa la que rompió la cadena de funciones. Es un hecho preocupante que el exceso de celo y el hermetismo hayan puesto en riesgo la integridad física de personas que se vieron afectadas por un accidente, sin que pudiesen recibir la atención prehospitalaria adecuada.

Millones de pasajeros se embarcan diariamente confiados de hacer uso de un sistema de transporte que ha tomado toda providencia para actuar de manera acertada ante una eventualidad, pero después de conocerse las respuestas entregadas por el personal de Metro –en cuanto a que la tranquilidad de las personas no es tema de ellos-, sumado a la negativa de la empresa de convocar a los expertos en rescate de personas (Bomberos no sólo cuenta con el factor humano correctamente entrenado, sino que también poseen la infraestructura necesaria para actuar en terreno), surge la interrogante de ¿cuánto se respeta el concepto ABC de la emergencia?

Bomberos actúa libremente de la puerta hacia fuera y están presentes con personal y medios técnicos cada vez que se les solicita. Sin embargo, de la puerta hacia adentro, en este caso de la puerta hacia abajo, el propietario o administrador debe autorizar el ingreso de los bomberos. A la fuerza, Bomberos no ingresará.

¿Sabrán los pasajeros de Metro que su  seguridad y tranquilidad, por lo visto,  está en manos de   personas que no están  dispuestas a entregar todo por ellos?

Texto:
Álex Valdés A.
Feuerwehrmann 15.DFK

Infografías e informaciones:
Diarios El Mercurio y La Tercera.

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