Alarma de incendio en Vitacura

Llegada y salida desde el cuartel

“Pocos minutos antes del despacho iba camino al cuartel con la intención de conseguir un implemento que necesitaba para realizar una práctica deportiva durante la tarde, como apoderado en el colegio de mi hija. En los precisos momentos en que estacionaba por avenida Apoquindo, el retumbar de los timbres me hizo alzar la mirada de manera instintiva hacia el fanal de llamados. El rojo intenso que irradiaba, sumado a las carreras del personal que tripulaba Q-15 no me dejó dudas. Estábamos saliendo.

Como en la sala de máquinas permanecía RX-15, opté por mantenerme de guardia ante la necesidad de otra salida. El informe dado por la central nos hizo suponer de inmediato que la situación estaba pasando de “gris a oscuro”. Ante la orden del teniente tercero de la 18ª compañía de dar la alarma de incendio, decidimos trasladarnos hasta el lugar de los hechos. ¡Álex,  vás?, fue la pregunta imperiosa de Miguel Ángel…¡por supuesto!, respondí, ¡Vamos!. Y nos subimos al auto Miguel Ángel Rivera; Mauricio Martin, su hermano menor, Pablo,  y yo al volante.

Hicimos el recorrido por el eje Apoquindo-Manquehue-Joaquín Cerda-Candelaria…, lo que nos permitió llegar rápidamente hasta la casa siniestrada. Martin “chico” no podía creer que el auto no tuviese sirenas ni alarmas. Aún así, la llegada fue rápida, arribando antes que las máquinas de la 13ª, 14ª y 8ª compañías, las que también fueron despachadas al incendio.

A Pablo Martin lo dejamos en el Q-15 para que ayudara a pasar materiales desde el pasillo del carro. ¿Tendría la iniciativa?. Los demás nos aperamos con todo lo necesario y fuimos encomendados de inmediato para cumplir funciones al interior del incendio”.

La compañía desarrolló labores de desciele desde el interior, mientras que otros trabajaron desde escalas por el exterior a fin de desarmar el techo de tejuela que ardía en su totalidad. Mantas protectoras fueron sacadas desde Q-15 para salvaguardar del agua los grandes muebles del primer piso, nivel que no fue afectado por el fuego, pero que estaba recibiendo una lluvia “in door”. Los enseres más livianos y fáciles de sacar fueron retirados por el personal 15 y trasladados hacia hogares vecinos que facilitaron el espacio para guardarlos. Nuestro trabajo de remoción de escombros fue la labor extendida hasta el final de las operaciones. Algunos hasta tomaron pitones para remojar las brasas humeantes en las partes de difícil acceso.

Luego de una hora exacta de trabajo, el comandante al mando del incidente, Cristóbal Goñi, dio por terminado el incendio (14:13 hasta las 15:13 horas). La compañía asistió con 27 efectivos, todos los cuales se reportaron sin novedad al finalizar la emergencia. Sólo Fernando Rolleri contó una baja: perdió sus antiparras. El incendio número 27 del año no nos superó.

“Poco antes de la retirada, mientras realizábamos las labores de limpieza del material distinguí una tiznada cara, llena de alegría, orgullosa de todo lo que había hecho. Pablo Martin  estaba tan sucio como algunos de los que trabajamos dentro del incendio, pero doblemente radiante. Ahí tuve la respuesta a mi duda inicial: Martin “chico” sí tuvo la iniciativa necesaria y colaboró todo lo que pudo desde la máquina” . ¡Un futuro Quince en ciernes!…Desde niños la consigna es una sola, “Un 15 lo hace mejor”.

Texto:
Álex Valdés A.
Feuerwehrmann
15.DFK-Santiago

Fotos:
Andrés Lewin.

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