Fin del campamento Juan Pablo II

Montag, 05. März 2018.

El campamento Juan Pablo II, en Lo Barnechea, inicia su etapa final de existencia. Acuerdos entre la municipalidad, Bienes Nacionales y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), han permitido su erradicación, lo que dará paso a la construcción de viviendas sociales para la mayoría de sus habitantes. Uno de los principales focos de preocupación de las autoridades locales, así como para el Cuerpo de Bomberos de Santiago, desaparecerá durante 2018.

En 1981 años nació el campamento Los Aromos, emplazado actualmente entre  Monseñor Escrivá de Balaguer,  La Cabaña y San Francisco de Asís y flanqueado al norte por el río Mapocho. El enclave habitacional creció con el paso de los años y en 1987 cambió su nombre tras la visita del Santo Padre a Chile. Hoy alberga a casi tres mil personas, muchos de ellos inmigrantes del último tiempo. Sus habitantes han lidiado permanentemente con incendios, desbordes del río Mapocho y nevazones. El barro,  la falta de  luz y agua y el frío intenso de la precordillera son también factores presentes entre el laberinto de pasajes y veredas que conecta las cientos de mediagüas, construidas la mayoría con madera, cartón y plásticos. Según relato de vecinos la droga no está ausente, lo que ha sumado en el último tiempo  inseguridad y desconfianza entre los mismos habitantes del sector.

El municipio lleva varios años trabajando para erradicar este campamento que, según catastro del Minvu de 2011, tenía 375 familias, pero que de acuerdo a estimaciones de Techo-Chile en 2017, alberga a 750. De esta forma, sería uno de los más grandes de la Región Metropolitana, con cerca de un kilómetro de extensión y en una zona con riesgo de inundación, según el Plan Regulador Metropolitano de Santiago. El tema de las confianzas ha sido fundamental en el trabajo realizado. Las familias integrantes de los comité de vivienda debieron entender y creer en que serían desplazadas temporalmente desde ese lugar, mientras se realiza la construcción de las nuevas viviendas, pero que luego volverían a la misma zona, donde está su arraigo, sus contactos y redes de ayuda social.

  

Retirada de enseres en los pasajes de Juan Pablo II.

La demolición de las casas comenzó a principios de marzo de este año. Las familias beneficiadas (sólo aquellas catastradas hasta 2011 y que suman 370), deberán trasladarse a otros lugares, arriendos que serán pagados con subvenciones de arriendo entregados por el Minvu. Las familias arribadas posteriormente al catastro, también deberán hacer abandono del lugar, aunque sus soluciones son un tema aun indefinido. El municipio está colaborando con el traslado de enseres a sus domicilios temporales, así como también en el retiro de las estructuras ya desarmadas. Son las propias familias las que están realizando el desarme de sus antiguas viviendas, intentando evitar con ésto el que puedan ser «tomadas» por nuevos grupos que lleguen al lugar. La posibilidad de nuevas tomas la quieren evitar a toda costa, pues la presencia de nuevos habitantes, más aquellos que no quieren abandonar por no estar incluidos en los comité de vivienda, retrasará el inicio de las obras.

                                                                      Desarme de viviendas por calle Escribá de Balaguer.

Una vez despejado de habitantes y retiradas todas  las mediagüas, se debe hacer una remoción total del terreno, pues el campamento fue levantado sobre lo que alguna vez era un vertedero de basuras y escombros. Se cavará hasta una profundidad de nueve metros, extrayéndose alrededor de 370 mil m3 de tierra. Sólo en ese momento podrá comenzar la verdadera construcción de las 380 nuevas viviendas. Todo el proyecto tiene un costo aproximado a los $ 12 mil millones.

Con la desaparición del campamento Juan Pablo II y su renovación total, Lo Barnechea habrá logrado la meta de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esa populosa zona. Los otros campamentos cercanos que ya fueron erradicados y hoy lucen totalmente renovados, con áreas verdes, juegos y viviendas sólidas y ampliables, son Hermita de San Antonio, Las Lomas I y II, todos ubicados en la ribera del río Mapocho.

Actualmente así luce Las Lomas II.

Ante la ocurrencia de incendios en estos sectores, el Cuerpo de Bomberos de Santiago elaboró hace años una completa pauta de despacho de bombas y carros, acorde a las necesidades y posibilidades reales de ingreso que presentaban los distintos lugares.

Incendio en la Hermita de San Antonio.

Cada uno de estos enclaves presentaba características similares, aunque distribuidas de manera diferente: una única vía de acceso y salida como para ingresar algún camión. El resto era un intrincado laberinto de pasajes y veredas que permitían sólo tránsito peatonal. Ante ello el trabajo en convoy para llegar con agua hasta el interior del campamento afectado es fundamental, labor encargada a las compañías de Agua bajo pautas predefinidas.

  

Incendio en Juan Pablo II.

En tanto, el trabajo de Escalas se realiza con celeridad, buscando el salvataje de bienes y personas; paralelo a ello se realiza la segregación de materiales combustibles restándole «alimento» al avance del fuego. Para ello, más de alguna ha sido necesario el corte o desarme completo de una vivienda.

La 15.DFK en labores finales de remoción de escombros tras un incendio en Juan Pablo II.

Fotos y texto: Álex Valdés A., feuerwehrmann 15.DFK

 

 

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