Decimoquinta compañía ganó la competencia Besoaín 2017

El día en que Máximo Humbser gritó “campeón”… dos veces

El pasado domingo 09 de abril de 2017, se llevó a cabo la 46ª versión del Ejercicio Competencia “José Miguel Besoaín”. En esta oportunidad, en la modalidad de las Compañías de Agua resultó vencedora la 5ª Compañía “Arturo Prat” -cuna del Comandante mártir- y en la modalidad de Escalas, nuestra Compañía “Máximo Humbser” logró alzarse por segunda vez en su historia, como la ganadora del certamen.

“La Besoaín” como se le llama comúnmente, es la instancia en que se reúnen las 22 Compañías del Cuerpo de Bomberos de Santiago para demostrar sus habilidades y destrezas en sus respectivas especialidades. Para algunos es la instancia más esperada del año, para otros quizás no… pero es innegable que en el fondo a todos nos mueve las ganas de poder quedarnos con el trofeo del primer lugar.

Para la 15 Compañía, dicho primer lugar ha sido bastante esquivo: solo en 2001 pudimos obtener por primera vez en nuestra historia el preciado trofeo, oportunidad en que vencimos por solo 6 segundos a la 7ª Compañía y finalmente, después de años de frustraciones y derrotas pudimos desahogarnos y celebrar nuestro primer triunfo.

Este año, nuestro Capitán Álvaro Sainte-Marie, de forma muy acertada designó a nuestro Voluntario Eduardo Monje como líder del “Equipo Besoaín”. Este último, desde el primer día se contactó con los posibles corredores para saber con quienes contaba y con quienes no. Así, en solo un par de días ya tenía a un grupo de entusiastas Bomberos que dijeron “presente”.

Simultáneamente, nuestro Capitán en conjunto con su equipo de trabajo consiguió la cancha de entrenamiento, la iluminación y la logística necesaria para poder entrenar en las mejores condiciones posibles. Por primera vez contábamos con una cancha ideal: cercana, iluminada y segura, la parte más compleja estaba realizada. Ahora, quedaba en los Voluntarios el poder diseñar el movimiento que nos haría luchar por el primer lugar.

El día martes 04 de abril en la cancha se definía el equipo y más aun, estaba prácticamente decidido el movimiento que ejecutaríamos. Comenzaba la parte más ardua de todas: correr. Una y otra vez, definiendo los roles específicos. ¿Quién sube?, ¿quién hace pie?, ¿quiénes pasan a las diversas zonas de la cancha?, ¿quién amarra?, tranquilos… vamos paso a paso, hay que probas diversas maniobras hasta encontrar la ideal y a sus ejecutores.

Miércoles 05 y jueves 06 sirvieron para asegurar que lo que se estaba practicando era lo correcto. El cansancio y los primeros “moretones” ya se hacían notar, pero la juventud y entusiasmo del equipo eran mayores. Así mismo, los Voluntarios que no corrían en el equipo titular apoyaban en labores fundamentales: el Capitán Álvaro Sainte-Marie, los Voluntarios Sebastián De la Carrera, Pablo Delannoy y Andrés Montiel colaboraban analizando los puntos específicos donde podíamos ganar tiempo acelerando ciertas maniobras. Nuestro Voluntario Honorario Enrique Barros como siempre, ayudado por Cuarteleros, Voluntarios Honorarios, Activos, Confederados y aspirantes se preocupaba de la alimentación e hidratación de los corredores. Así como con el desarme de la cancha después de cada entrenamiento, ya que había que correr una y otra vez, hasta que todo fuera perfecto.

Entre cada práctica, Eduardo Monje reunía todos los antecedentes entregados por los corredores y asesores externos, para transmitírselo al resto del equipo y asegurarnos de que todos supieran qué hacer y en el menor tiempo posible.

Viernes 07 de abril. Como nunca en la semana el frío se hace presente en la cancha. Esto no detiene al equipo, es un componente más que se suma a las prácticas. Vemos el movimiento en su totalidad y nos damos cuenta de que lo que se está haciendo es lo apropiado, solo hay que pulir cada acción realizada para que todo salga lo más rápido posible. Corremos por última vez y el tiempo de ejecución mejoró bastante comparado al último movimiento del día anterior. Los más antiguos comentan entre sí, de que con este equipo y el movimiento definido, la posibilidad del triunfo es muy alta. Pero hay que mantener la calma.

Una vez finalizado el entrenamiento, nuestro líder de equipo nos reúne y nos da una pequeña charla, comparte su visión del equipo y del trabajo realizado. Nos mantiene enfocados y concentrados, nos motiva a seguir haciendo lo que hemos hecho durante una semana… “pase lo que pase el domingo, hagamos las cosas bien”. Hemos pasado una semana ardua, pero que se hizo corta, no han habido lesionados, no han habido peleas ni discusiones, solo ha habido trabajo, unión y dedicación.

Sábado 08 de abril. Es el último entrenamiento y en la cancha somos solo los 14 corredores y un par de Voluntarios más que llegaron. Se decide correr dos veces, solo dos. El tiempo de ejecución bajó considerablemente en el primer movimiento, eso nos alienta aún más. Vamos por una última corrida: y el tiempo es el mejor de toda la semana. Se escuchan aplausos, nos abrazamos y las sonrisas aumentan, ya está todo hecho. Ahora que cada uno se vaya a su casa, descansen, hagan lo que deban hacer, porque mañana debemos hacer todo una vez más… y al máximo.

Domingo 09 de abril. Son las 08:00 horas y uno a uno van llegando los integrantes del equipo al Campo de entrenamiento, es una fría mañana con solo 9° de temperatura, la cancha está húmeda y los nervios a máximo.

Vemos el movimiento de las Compañías de agua y de escalas. La tensión aumenta, los saludos, abrazos y buenos deseos se repiten con cada Voluntario que nos cruzamos. Todos le deseamos lo mejor al resto, pero en el fondo queremos lo mejor para nosotros (no nos engañemos).

Se acerca nuestro turno, ya han corrido todas las Compañías de escalas, el tiempo a vencer es de 4:07. Es un tiempo difícil, pero alcanzable, estaba dentro de nuestro diagnóstico. Son cerca de las 11:30 y la Comandancia nos informa que debemos ingresar a la cancha para ordenar el material. Nos reunimos una vez más, junto a nuestro material, nos abrazamos, compartimos una última reflexión y viene la arenga final: “Estamos aquí y ahora, dejemos de lado todo lo demás, confiemos en nuestros compañeros, cada uno sabe lo que debe hacer, disfrutemos del movimiento, el triunfo depende sólo de nosotros”. Pulsaciones aceleradas, miradas de concentración y tensión: Había llegado la hora.

Ya está todo listo, cada corredor tiene en su poder los chips con los que nos tomarán el tiempo del movimiento, revisamos una vez más nuestros uniformes, zapatos amarrados, cascos asegurados, cotonas cerradas.

Nuestro Capitán nos forma, pasan la lista de los corredores: Diego Arriagada, Juan Benavides, Mathias Berg, Max Berg, Cristián Callejón, Felipe Camus, Claudio Delannoy, Gonzalo Ducheylard, Javier Hetzel, Nicanor Fernández, Cristóbal Kemp, Eduardo Monje, Juan Pablo Romero y Francesco Tiso.

A nuestro lado, se encuentra formado el equipo de la 5ª Compañía, quienes siempre están dentro de los favoritos a vencer en especialidad de Agua. Ellos están tan nerviosos como nosotros, acababa de correr la 13ª Compañía y había hecho un movimiento perfecto, con un excelente tiempo en cancha. Compartimos miradas y nos deseamos suerte mutuamente.

Cuando pensábamos que estaba todo listo, el locutor del evento informa que se realizará un intermedio de 15 minutos. Lo único que esto provoca es aumentar el nerviosismo de los presentes, del equipo, de los familiares, de los Voluntarios de nuestra Compañía y de las otras. Los corredores no salimos de la zona de ingreso de la cancha, nos mantenemos unidos, conversamos, nos abrazamos, nos arengamos.

Estamos listos: Luego del intermedio, el Comandante Repetto nos forma, nos desea suerte y nos indica que ha llegado el momento de correr. Todos unidos, todos en silencio, todos expectantes. Se escucha el disparo y comienza nuestro movimiento.

La misión era muy sencilla: debíamos realizar dos doctrinales de escalas para sacar dos banderolas a 6 metros de altura, las cuales debían ser instaladas en la parte alta de un puente de escalas armado por el equipo con el material desplegado en cancha. Eso sí, el puente era del tipo trolley y debía pasar sobre un cable electrificado.

Escalas suben, comienzan los volteos, los “subidores” realizan los doctrinales, el material comienza a llegar a la zona indicada, todos y cada uno realiza su trabajo respectivo para armar el puente lo más rápido posible: Hay 9 Voluntarios en la zona A y 5 en la zona D, los cuales deberán evacuar a través del puente que estamos armando, por lo que debe quedar firme y seguro.

El tiempo avanza, no sabemos si somos rápidos o lentos en comparación a la Compañía que hasta ahora ostenta el primer lugar, solo sabemos que hasta ahora todo va bien y sin faltas.

“¡Puente al hombro!” se escucha, ambos grupos levantan sus respectivas escalas, y de forma precisa se unen ambas estructuras en una sola. Se amarran correas, se sujetan los vientos, se traspasan estacas, combo y banderolas en las alturas… Vamos bien.

Cuando comienza la evacuación del equipo de la zona D, una de las estacas que sostenía el puente comienza a ceder, el blando terreno nos juega una mala pasada, los que estamos arriba del puente seguimos con lo nuestro, no sabemos qué pasará, si la estaca se sale se acaba todo. El combo ya estaba al otro lado de la cancha, “¿¡qué hacemos!?” pero la calma llega al ver a Juan Benavides, único Bombero que quedaba en la zona D que de forma inmediata y convencida clava la estaca al piso con su pie: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… Ocho fuertes pisadas de su pie derecho aseguran la estaca que nos quería traicionar. El puente está firme, ¡es hora de salir!

Quedan solo dos Bomberos sobre el puente, ponen las banderolas sobre éste y bajan, se deslizan como pueden. Una vez en tierra, corren junto a los tres Bomberos que sostenían la estructura desde la zona A, corren a toda velocidad hasta salir de la cancha y el reloj se detiene: 3:59, ocho segundos menos que los que ostentaban el primer lugar hasta ese momento.

Nos abrazamos, gritamos, nos felicitamos, hubo un par de lágrimas de felicidad en algunos rostros, el tiempo era perfecto, suficiente para ser ganadores. Pero debíamos esperar los comentarios del Comandante, ya que si había alguna falta en la ejecución del movimiento todo sería en vano. Pasan los segundos y el Comandante le informa a nuestro Capitán que no tenemos faltas… Somos campeones.

Después de 16 años pudimos desahogarnos, pudimos gritar CAMPEÓN otra vez. Por segunda vez en nuestra historia la 15 celebraba. Los abrazos se multiplican, las anécdotas se traspasan entre unos y otros, los teléfonos comienzan a sonar y las otras Compañías se comienzan a acercar para felicitarnos.

A los pocos minutos vemos como la 5ª Compañía festeja el primer lugar en la modalidad de Agua, habían logrado vencer a la 13.

Forman las Compañías, el Superintendente y el Comandante entregan los respectivos trofeos. Las Compañías se ubican en las orillas de la cancha y al centro de ésta quedan formadas la 5ª y la 15ª para recibir el reconocimiento de todos los presentes. El aplauso a los campeones de la 46ª versión de “la Besoaín”, la versión en la que Máximo Humbser fue campeón… dos veces.
Gonzalo A. Ducheylard Barriga
Schriftwart
15. Deutsche Feuerwehrkompanie
“Máximo Humbser”

15. Deutsche Feuerwehrkompanie – Stadt Santiago
15 Compañía de Bomberos – Cuerpo de Bomberos de Santiago
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