Santiago, 09 de diciembre de 1863.

…Dolorosa y terrible es la situación de nuestra capital; pero ni el dolor ni el asombro ni la tribulación deben impedirnos parar mientes así en las funestísimas e irreparables desgracias del incendio de anoche como en sus causas, y sobre todo, en los motivos por los cuales  ese acontecimiento que, en Valparaíso, por ejemplo, se habría reducido cuando más, a la ruina de un edificio, ha ocasionado en Santiago, una horrorosa catástrofe, comparable, si no en su extensión, en su carácter, con alguna de las peores que recuerda la historia de nuestros países…
                                                                                                                                                        Diario La Voz de Chile.

…Ayer se creía que el número de víctimas no pasaba de quinientas; ¡hoy la claridad de la mañana ha manifestado toda la extensión del horrible estrago! Las bóvedas de la Compañía contienen en su recinto más de 800 cadáveres descubiertos, y todavía los escombros cubren gran números de esqueletos…

…Las naves laterales también están cubiertas de esqueletos, pero el espectáculo que allí se presenta a la vista es aterrante. Grupos de cincuenta personas, perfectamente quemadas, conservan en sus semblantes el rastro de la más terrible de las agonías. La mayor parte se encuentra bajo la muralla espesa de los arcos. Los infelices se refugiaron allí para escapar a los tizones encendidos que se desprendían de la techumbre.

Siguiendo la dirección del arco se encuentran de pie, cerca de la puerta lateral que da a la calle de la Bandera, unas cincuenta personas , muchas de ellas con sus semblantes intactos, quemados sí por el fuego, de pie, guardando perfectamente su posición. Hay ancianos animados que se apoyan aún en sus bastones, mujeres desesperadas que parecen dirigir sus clamores al cielo, niños inocentes, abrazados del seno de sus madres, grupos horripilantes que se despedazan. Las articulaciones desprendidas, los nervios señalados en sus brazos parecen luchar todavía contra el fuego devorador.

¡Oh! La escena es horripilante. Los empleados de la policía se ocupan en extraer los muertos. Cada palada, cada golpe de barreta descubre un cuerpo, bajo de ese, otro cuerpo, y todavía en mayor profundidad gran número de cadáveres.

En los umbrales de la puerta principal no es preciso la exhumación: los cadáveres carbonizados se muestran por centenares, acumulados de tal manera que pudiera creerse se habían amontonado a propósito. Sin embargo, los ha tocado aun…
                                                                                                                                                               Diario La Patria.

…En un instante se había ardido la soberbia cúpula y algunos minutos bastaron para que se hundiese encendida la torre de la derecha y el campanario de la izquierda. Imposible es fijar ni aun aproximativamente el número de víctimas, quienes las calculan en 600 quienes en 800 y hasta hay quien las eleva hasta la cifra aterrante de 1.500 ¡Mil quinientas víctimas y casi todas respetables señoras y tiernas niñas y muertas tan horriblemente tienen a Santiago consternado y cubierto de luto! Hay familias que han perecido sin quedar uno solo y casi no hay una sola casa en que no se llore por una madre, una hija, una hermana o alguna pariente amiga o servidora, algunos hombres han sido víctimas del fuego aunque en corto número.

Todos los datos que damos son, poco más o poco menos exactos, pues ni es posible ni lo será hasta dentro de algunos días conocer todos los detalles y el número de víctimas. Felizmente, y esto debe consolar en su angustia a las familias que han sufrido tan dolorosa prueba, podemos abrigar la confianza de que la inmensa mayoría, de que tal vez todas las que anoche sufrieron tan horriblemente, gozan  hoy de la vida que no se acabará jamás. Sus almas doblemente purificadas habrán volado al cielo…
                                                                                                                                                        Diario El Bien Público.

 

 

Extractos del libro El Incendio del Templo de la Compañía de Jesús, recopilación histórica de don Benjamían Vicuña Mackenna.

 

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