Queda atrás, en el seno del hogar, aquella madre o esposa a quienes una alarma intempestiva le ha llamado a su ser querido, las cuales, a sabiendas de los peligros que este voluntariado conlleva, generosamente deciden dejarlo partir para que ayude a otros desinteresadamente… sólo ellas saben cuántas noches de desvelo, cuántos momentos de sufrimiento, de angustias, de oraciones e intranquilidad han vivido esperando el regreso…
He allí la grandeza de estas nobles mujeres, nuestras madres y esposas, quienes entregan en el anonimato y sin egoísmos ese sacrificio en pos de la comunidad, sin esperar nada a cambio más que el retorno de su ser amado, a quienes esperan con un orgullo que sólo ellas pueden expresar, cuando el bombero regresa agotado, con las ropas mojadas y olientes a humo, con una frazada, un café y el corazón rebosante de alegría.
Gracias Mujer por tus noches en vela, por proteger a mis compañeros y a mí con tus rezos, los cuales más de una vez nos han librado de una… y por sobretodo gracias por tener siempre abiertos tus brazos, oídos y corazón para cuando la emergencia nos ha dejado cabizbajos…
Gracias por tu amor, comprensión y paciencia. Por formar, silenciosamente, parte importante de la vida bomberil, siendo partícipes de nuestro servicio al prójimo.
En nombre personal, de la 15 y de la comunidad, GRACIAS!!!
Pablo Schmidt E.
Bombero Honorario