Mártir de la bomba Aniceto Izaga.
Juan Guillermo Aranda Pizarro es el sexto mártir de la bomba Aniceto Izaga, desde la fundación de ésta en el año 1892. A su vez, Aranda pasa a engrosar la fila de mártires del Cuerpo de Bomberos de Santiago, en la casilla número 44.
La noche del lunes 07, su cuerpo fue trasladado hasta las dependencias del Cuartel General. El traslado se realizó bajo un solemne silencio de parte de las delegaciones de la totalidad de compañías de la institución bomberil capitalina. Durante el recorrido, hubo muestras de respeto de parte de peatones y automovilistas, los que esperaron con paciencia el paso de la gran columna de bomberos que escoltaban a su compañero fallecido. En el Cuartel general, la capilla ardiente fue montada en el Salón de Honor y ante el féretro desfilaron cada uno de los casi 400 bomberos que acudieron a rendir los honores de rigor.
Funeral con máximos honores.
El duelo de la Novena compañía comienza a ser vivido. Juan Aranda recién ha partido y su recuerdo de vida bomberil intensa y apasionada, de entrega total a la bomba, recorre los pasillos de su cuartel. La evocación de su figura se alimenta con las historias entusiasmadas de quienes le antecedieron en este viaje de inmortalidad, siguiendo la senda de aquellos que inmolaron sus vidas sirviendo en el viejo barrio Yungay.
Continuando con el protocolo de los rituales mortuorios, el día martes 08 de julio fue citado el Cuerpo de Bomberos de Santiago hasta el Cuartel General, lugar donde estaba la capilla ardiente con el cuerpo del extinto bombero “nono”. Desde ese punto, escoltado por los estandartes enlutados de la institución, el mártir fue trasladado hasta su lugar de reposo definitivo: el mausoleo del CBS.
A la cita concurrieron a rendir sus honores delegaciones de los cuerpos de bomberos de la región metropolitana, así como de la región de Valparaíso. Entre los asistentes se contaron delegaciones de los siguientes cuerpos de bomberos: Valparaíso, Viña del Mar, San Bernardo, Melipilla, Ñuñoa, Metropolitano Sur, Puente Alto, Quinta Normal, Peñaflor, Talagante, Conchalí y Colina. También estuvieron presentes altos oficiales de Bomberos de Chile, encabezados por su Secretario General, Juan Echeburú.
A las 21.00 horas, el cuerpo de Juan Aranda fue bajado hasta la calle Santo Domingo y depositado en el carro fúnebre que lo trasladó hasta el principal campo santo capitalino. En el trayecto fue precedido y escoltado por más de 1.500 efectivos de Bomberos, todos en una larga y compacta columna multicolor, empuñando antorchas en silencioso saludo al compañero caído. Avanzaron a paso cancino y reflexivo por las calles y avenidas que cruzan el Santiago más viejo, el Santiago de la colonia, el Santiago donde tantas veces Juan Aranda entregó lo mejor de si para protegerlo de la furia del fuego. La columna de formación avanzó a ritmo marcial, marcado por los sones del orfeón de Carabineros de Chile, en tanto que la carroza contó con una escolta de honor de personal motorizado de la institución de las carabinas cruzadas. En su paso por la pérgola que abre avenida La Paz, el féretro recibió una lluvia de pétalos.
Las delegaciones formaron en la gran explanada ubicada en el frontis del Cementerio General. Ahí, junto al monumento al dolor, ese que recuerda a las dos mil víctimas del incendio del Templo de la Compañía. Las elogiosas palabras de despedida fueron separadas en cuatro discursos, siendo sus oradores: Cristián Pérez Benítez, Superintendente del CBS; Ernesto Allendes Frías, Director de la Novena compañía CBS; Roberto Gattas Santis, Director de la Undécima compañía CBV(compañía de canje); y Gustavo Aranda, hermano del mártir, quien hablo a nombre de la familia.
A continuación de los discursos, el desfile de honor fue el último homenaje entregado por las delegaciones asistentes, pues el rito final de sepultación sólo fue acompañado por la familia directa, el directorio institucional y la Novena compañía.